04 Ago 2021

 

  • El Departamento de Atención Psicológica de Fundación Amigos de Galicia ha atendido a 66 personas con importantes necesidades de apoyo psicológico desde la puesta en marcha del servicio en marzo de este año.

 

Vemos como aumentan los casos de personas que han perdido la esperanza de un futuro mejor, combinan la tristeza, con la desesperanza, la frustración y el nerviosismo, llegando incluso a tener en ocasiones ideación suicida”

 

La inesperada retirada de Simone Biles en los Juegos Olímpicos de Tokyo ha puesto de manifiesto la importancia creciente que está adquiriendo el cuidado de la salud mental. La OMS así lo ha advertido, asegurando que “el impacto de la pandemia en la salud mental de las personas perdurará”, y se estima que podrían a requerir atención mental una de cada cinco, el doble que en circunstancias normales.

En Galicia, según la Encuesta Nacional de Salud, uno de cada cinco gallegos sufrirá algún trastorno mental a lo largo de su vida. Esta encuesta refleja además que el 16,2% de los gallegos declaró haber padecido alguno en los 12 meses anteriores a ser consultado. Estos datos no hacen más que evidenciar que “la pandemia de salud mental es una realidad”, tal y como asegura la psicóloga de Fundación Amigos de Galicia, Sara Roldán.

A consecuencia del aumento de solicitudes de ayuda psicológica recibidas por la entidad en los últimos meses, la entidad ponía en marcha en el pasado mes de marzo un servicio propio de atención psicológica, dirigido a personas usuarias que necesitan ayuda y que por su situación económica o por encontrarse en riesgo o exclusión social no disponen de los recursos necesarios para poder costearlos.

En los casos que llegan al Departamento de Psicología de la Fundación Amigos de Galicia es habitual que las personas usuarias muestren un gran malestar mental que muchas veces ni siquiera saben especificar, lo perciben como algo genérico y desagradable, aunque sin ahondar más en él. Creen que sus situaciones de vida son la causa de sus síntomas, y que hasta que estas no cambien, no estarán mejor. En muchos casos han perdido la esperanza de un futuro mejor, combinan la tristeza, con la desesperanza, la frustración y el nerviosismo, llegando incluso a tener en ocasiones ideación suicida. La buena noticia es que buscan ayuda, lo que quiere decir que en el fondo no lo dan todo por perdido, quieren salir del pozo que generalmente llevamos dentro hasta que le hacemos frente”, aseguran desde el Dpto. de Psicología de la entidad.

Desde la puesta en marcha de este servicio, el Dpto. de Psicología ha atendido a 66 personas de nuestra comunidad con importantes necesidades de apoyo psicológico.

 De las personas atendidas, cabe destacar que el 84% son mujeres, de las cuales el 62% son madres con menores a cargo que conforman familias monoparentales.

“Los síntomas de ansiedad y depresión son algo habitual entre la población general, hay que aprender a lidiar con ellos, el primer paso es reconocerlos, el segundo investigar de dónde vienen, qué los está produciendo, y el tercero hacer frente al motivo en cuestión. Si tenemos una adecuada educación/gestión emocional, podremos salir airosos de los altibajos de la vida, de las situaciones de adversidad. El problema es cuando no tenemos herramientas psicológicas”, asegura la psicóloga de la entidad Sara Roldán.

El trabajo psicológico no es “arreglar” a las personas, es dotarlas de una cartera de recursos para que ellas mismas superen de forma exitosa los desafíos de la vida.

Para poder ejemplificar la importancia de contar con estas herramientas, desde el Dpto. de Comunicación de la entidad hablamos con Laura, una de las usuarias del Dpto. de Atención Psicológica de la entidad.

¿En qué situación te encontrabas antes de llegar al servicio de atención psicológica?

Cuando decidí acceder a este servicio hacía un año que acababa de llegar de mi país natal con mis dos hijos, y estaba viviendo un cambio muy radical: el cambio de vivienda me afectó mucho porque no conocía nada. El país estaba paralizado por la pandemia, y todo eso me estaba afectando mucho a nivel emocional hasta llegar al punto de creer que me estaba volviendo loca, el estrés me superaba y creía que me iba a explotar dentro. Fue ahí cuando decidí que tenía que pedir ayuda profesional, pero las terapias privadas son muy caras y yo no tengo recursos económicos para poder costearlas; por eso, cuando alguien me dijo que desde vuestra entidad podía recibir este servicio no dudé en solicitarlo.

Todavía estás en terapia, ¿nos puedes explicar en qué consiste?

La atención que recibo a mí me da muchas herramientas que yo antes conocía pero que no sabía cómo utilizar, herramientas que te ayudan a poder avanzar. Hacemos una serie de ejercicios que ella considera que pueden venirme bien. Por ejemplo, uno de los que me ha sido más útil ha sido la meditación y relajación.

Para mí está siendo muy útil, porque aprendí y estoy aprendiendo a escuchar mis necesidades, a escuchar a mi cuerpo y a buscar las partes positivas y negativas de todo lo que estaba viviendo.

¿Has notado progreso desde que comenzaste las sesiones?

Siento que mi vida ha dado un giro de 180 grados. Antes sentía que todo se me venía encima y me complicaba con todo. Con estas terapias aprendí a clasificar mis pensamientos de una forma que yo sola nunca podría haber hecho, estoy aprendiendo a poner prioridades y siento que mi vida ha cambiado al 100%. Ha sido un cambio muy positivo para mí.

¿Qué le recomendarías a una persona que puede encontrarse en una misma situación que tú y no sabe a dónde acudir?

Yo antes no estaba de acuerdo, y pensaba que los psicólogos eran para los locos, pero me he dado cuenta de que no, que están ahí para ayudar y te ofrecen herramientas que tu conocías pero que no sabías cómo utilizar.